La obesidad es una enfermedad crónica caracterizada por el exceso de tejido adiposo en el organismo. El sobrepeso se refiere a la condición en la que el peso real excede al límite superior esperado para la talla, y no es necesariamente un indicador de obesidad, ya que el peso corporal alto puede deberse a otros factores como el desarrollo de la musculatura y del esqueleto, la acumulación de líquidos, e incluso la presencia de tumores. El sobrepeso y la obesidad son el resultado de una compleja interacción entre los genes y el ambiente, que se caracteriza por un desequilibrio de energía debido a un estilo de vida sedentario, un consumo excesivo de energía, o ambos.
La obesidad es la alteración nutricia mas común en los países desarrollados, está alcanzando cifras alarmantes en los países en vías de desarrollo, y afecta tanto a niños como a adultos. En el caso de México, en la Segunda Encuesta Nacional de Nutrición de 1999 se encontró un aumento preocupante de la prevalencia de sobrepeso y obesidad en los menores de cinco años, de 4.7% en 1988 a 5.4% en 1999.
La obesidad infantil se está convirtiendo en un importante problema de salud pública en varios países del mundo. La televisión y los juegos de video sustituyen actividades físicas con un mayor gasto de energía. La televisión representa una oportunidad para consumir comida chatarra, así como la exposición a los comerciales televisivos que promueven el consumo de comidas y bebidas con alto contenido calórico. También se ha comprobado una relación positiva entre la madre fumadora durante el embarazo y la obesidad del niño; así como el hecho de que la madre trabaje fuera de casa. Prevalencia de obesidad (%) en 872 niños de 4 comunidades (edad media de 8 años) por tiempo invertido usando juegos de video y viendo la televisión.
La obesidad es una enfermedad en sí misma, que antecede a una diversidad de enfermedades crónicas como serían:
o cancer de colon o Osteoartritis o cancer cervicouterino o enfermedad cardiovascular o infarto al miocardio o derrame cerebral o hipertension arterial o diabetes
La grasa, que es la reserva de energía primaria del organismo, se almacena como triglicéridos en los adipositos que constituyen el tejido adiposo. La cantidad de grasa corporal apropiada para una mujer adulta fluctúa entre 20 y 25% del peso corporal, y casi 12% representa grasa esencial (de ésta de 5 a 9% corresponde a la grasa corporal específica de género: en mamas, regiones pélvicas y muslos). En los varones, la grasa corporal apropiada constituye de 12 a 15% del peso corporal, y alrededor de 3% de grasa esencial. La grasa esencial incluye a la que es almacenada en médula ósea, corazón, pulmón, hígado, bazo, riñones, intestinos, músculos y tejidos ricos en lípidos en el sistema nervioso central, y es necesaria para el funcionamiento normal del organismo. En cambio, la grasa almacenada es la que se acumula en el tejido adiposo bajo la piel y alrededor de los órganos internos, para protegerlos de traumatismos.
Se reconocen cuatro tipos de obesidad de acuerdo al fenotipo: Obesidad tipo I: exceso de masa corporal o porcentaje de grasa, independientemente del sitio de acumulación. Obesidad tipo II: exceso de grasa subcutánea en el tronco y en el abdomen (androide). Obesidad tipo III: exceso de grasa abdominal visceral. Obesidad tipo IV: exceso en la región glútea y femoral (ginecoide).
Entre los múltiples factores que contribuyen a la etiología de la obesidad están los genéticos, metabólicos, ambientales, nutricios y la actividad física, entre otros. 7-14% 40% 80% herencia génetica y cultural
La evaluación del estado de nutrición del individuo obeso debe ser una valoración integral que contemple indicadores dietéticos, clínicos, antropométricos y bioquímicos. Por medio de esta evaluación es importante determinar tres aspectos del sujeto obeso: la grasa corporal y su distribución; la edad de inicio de la obesidad, así como la existencia de antecedentes familiares; y la presencia de alteraciones físicas o emocionales que pudieran ser causantes de la obesidad o su consecuencia.
Esta es tan importante, o más, que el tratamiento. La acción preventiva incluye: Estrategias dirigidas a tratar lo relacionado con el excesivo consumo de energía y el sedentarismo. Evitar que se recupere el peso después de perderlo, esto se logra con un cambio del estilo de vida, con buenos hábitos alimentarios y actividad física diaria. Prevención de incrementos adicionales de peso en individuos incapaces de perder peso. Los programas de reducción de peso que más perspectivas de éxito ofrecen Integran: Opciones de alimentos más sanas y equilibradas. Ejercicio y modificación del estilo de vida. Apoyo psicológico encaminado a la modificación de su estilo de vida. La farmacoterapia y la intervención quirúrgica son apropiadas en algunas circunstancias, pero no sustituyen a los cambios necesarios en el consumo de alimentos y en el patrón de actividad física.
Conclusión La obesidad es considerada como una verdadera epidemia del siglo XXI, viéndose incrementada a nivel mundial.